domingo, 17 de marzo de 2019

RELATIVIDAD DEL TIEMPO


¿Qué son 10 km cuando, casi, cada día sales a correr esa distancia?
Últimamente estoy siendo más consciente de lo que cuesta hacer una distancia de 18-21 km simplemente porque me cuesta más.
Entreno menos. Supongo.

Relatvidad de la distancia.

La Media Maratón de Mérida son 21.097 metros. Poco más de 21 km con considerables rampas para ser una carrera de asfalto. Si, sin duda la más bonita que jamás haya corrido. Posiblemente muchos de vosotros penséis lo mismo.
Este año fue especial.
Apenas salía de casa a recoger a Jesús cuando ya me hormigueaba la barriga. Tenía la sensación de ir demasiado justo de tiempo.
-"Vaya, para una vez que viene a correr conmigo y le voy a llevar tarde a la salida" 
Recogeríamos después a Juanfran y nos acompañó un madrileño que sutilmente se acopló ante
s al coche. No lo conocíamos, pero si no le llevamos sí  que hubiera llegado tarde a la salida.
Sería la última carrera para mí en un tiempo.
Jamás podría imaginar lo emotiva que iba a ser este año.
La salida, pese a estar en primera línea (por haber llegado justos y evitar dar la vuelta a la cola) la hicimos tranquilos. Juanfran tenía tiempo en mente (y cumplió) nosotros también, pero no tan exigente, y lo mejoramos.
Pero eso no era importante.
El tiempo no lo era esta vez (casi nunca lo ha sido).
El tiempo es el mismo para todos.
Segundos...
Minutos...
Horas...
Días...
....
De eso hablamos la tarde antes.
Para todos el tiempo no es el mismo.
Relatividad del tiempo.
Ese fin de semana dudábamos si el tiempo iba rápido o lento. Habíamos hecho tantísimas cosas y lo aprovechamos tan bien, que no podíamos aclarar cuanto tiempo había pasado.
-"Illo, el tiempo es mú relativo"
Relatividad del tiempo.
Mis amigos extre-galaicos se encargaron de hacer más inolvidable este fin de semana. Íker, María y Miguel, habían hecho una emotiva pancarta de ámino con dos fotos mías que habrían buscado por este blog, posiblemente.  "Ánimo Javi. You Can" La pancarta la sostenía Miguel justo a salir del puente Romano. No pude evitar parar, abrazarle y fotografiarme.
Tampoco pude evitar emocioarme en la suave rampa que seguía.
-"Illo, no te vaya a poné a eschá lágrimas ahora"
Llevaba las gafas de sol.

Jesús ya andaba apruradillo en el 18, o lo fingía, para controlar que yo no me disparara de ritmo.
-"Vamos, ya no queda nada, una rampa y después hasta la calle Holguín todo bajada. Illo paaza?"
Traté de animarlo todo lo que pude en la última cuesta, a 200 m de la llegada.
Sabía que cerca estaban Belén, Héctor, Elsa y Pilar y Marina, María, Manué y Ana.
Justo después de cruzar el Arco de Trajano.
A la derecha.
Con el cencerro de los Piratas.
Nos abrazamos, nos cogimos de la mano, y como si fuera mi primera carrera, mi primera vez en correr 21 km o mi última, cruzamos la alfombra del final.
Después tardamos uunos minutos en volvernos a encontrar tods en la plaza.
De nuevo lágrimas de emoción.
Llegó María y Miguel.
Otra vez.
No podré olvidar ese día.
10 de Marzo.
¿Cuándo fue?
¿Cuánto queda para la siguiente?
Relatividad del tiempo.
Ya veremos.
Gracias amigos.
Gracias Belén y ánimo por lo que está por llegar.
Pronto acabará todo.
Relatividad del tiempo. 

“El tiempo es la imagen de la eternidad en movimiento.”
Platón (427-347 a.C.)

Es cierto, y lo se. No tengo que mlagastar tiempo con pensamientos negativos. Vosotros tampoco.

No puedo aplicarme el cuento.

Pero está siendo duro. Largo.

 


lunes, 4 de marzo de 2019

La Güina

La Güina, La Agüina... o como cada cuál prefiera llamarlo (aunque realmente es el Cordel de Mirandilla), es un camino que sale de Mérida dirección norte, paralelo a la vía de la Plata, ambos se unen en la Cañada Real Santa María de Araya, poco antes de llegar a la conocida Casa de Campo de Mérida.
Es un recorrido que suelo hacer con muchísima frecuencia, tanto, que casi conozco cada piedra. 
Con lluvia, sol, niebla.
De día o de noche.
He realizado ese trazado decenas de veces, lo suficiente para que cada vez que recorro su embarrado terreno, en la parte más alta, cerca del vértice geodésico,en el Cerro de Quiebravigas , los días de lluvia, pueda encontrarme con alguna sorpresa diferente.
Es un recorrido que suelen evitar los ciclistas los días de lluvia. 
En sus diferentes tramos, mezcla arcilla roja, jabre e incluso calzada empedrada. Si bajas a la antigua N-630, en uno de los desmontes podrás apreciar las diferentes capas de la calzada, posiblemente original.
La conducción subterránea de Rabo de Buey recoge agua de manantiales y aguas subterráneas,es otro de los atractivos de este recorrido, que únicamente visito cuando voy andando, y que me enseño mi padre hace muchos años.
Para mi, es uno de los recorridos de unos 10 km más bonitos que pueda realizar en Mérida.
Cuando pasé esta mañana, al volver, antes de llegar al pozo de las Arquitas, en el inicio del Cordel de Mirandilla, una cría de conejo, se asomaba tímidamente al borde del camino. Al ir acercándome, veía que no se apartaba, aunque parecía notar en el suelo las vibraciones de mi pisada al llegar hasta el.
Se mostraba impasivo, aunque al mismo tiempo, parecía querer llamar mi atención. 
Me extraño. 
Al acercarme, vi que  los ojos los tenía cegados, y su pelo, estaba algo mojado. 
No sabía qué hacer, así que traté de apartarlo del camino sin posarlo sobre la hierba que estaba empapada y seguí mi camino sin dejar de pensar si haría bien o mal. 


El pobre chiquillo creo que tratada de pedirme ayuda.
Nos despedimos.
Llegué, como siempre que llueve y decido ir por allí, con las zapatillas cargadas de zuecos de barro pegado a la suela. Los calcetines, a la altura del tobillo, marcados del roce del barro. y la parte interior de los gemelos también.
Toca sacudir con el suelo.
¿Qué habrá sido del conejo?