viernes, 21 de junio de 2019

ÚLTIMO DÍA Y DESPEDIDA

Esta entrada no tiene fotos, no tiene imágenes porque ninguna podría reflejar lo que hoy siento. Abajo hay una canción de ZAZ "Eblouie par la nuit" que me lleva acompañando unos días. Son de esas que se te meten en la cabeza o en el corazón, sin saber por qué. Ponla bien alta.


Acabo de llegar de trabajar y tengo que soltarlo todo justo ahora.

Mi último día de clase.

Mi último día con los alumnos de 2º de la ESO, de los grupo A, B, C, D, E, F y de 3º de ESO, C y F .
Casi toda una vida ligado a este centro, el IES Santa Eulalia, desde que de chiquitito venía después del cole y me quedaba con Antonia o Josefa en conserjería, a quien recordaba cada día que cruzaba la puerta, igual que a mi madre y mi padre, que tantos años pasaron aquí.

Después de un tiempo me encuentro con nietos e hijos como alumnos.

He pasado rachas difíciles y otras más llevaderas, pero siempre he tratado de ser un profesor serio cuando tenía que serlo y alegre cuando tocaba. Responsable y tratando de transmitir lo mejor de mí a mis alumnos.
He tratado siempre hacerlo lo mejor que se, gustando unas veces más y otras veces menos... pero teniendo en cuenta que cada año he contado con casi 200 alumnos, es normal no agradar a todos. He reído y me he preocupado, he disfrutado.

Acabo de llegar de la gala de fin de curso, donde he permanecido desde el principio hasta el final, porque los, los niños se lo merecen. Porque posiblemente no les vuelva a ver sentados en esas mesas de color gris con el hueco del cableado en la mitad. Sin la pizarra digital donde tanto me gustaba escribir cuando quería funcionar.

Y porque he han hecho feliz.

Al llegar uno de mis jefes de estudios, ha decidido que entregara yo mismo los diplomas a los alumnos ayudantes del programa TEI que el dirige. Y ha hecho pública mi marcha a todos los alumnos que allí estaban. Por dentro estaba a punto de echar a llorar. Porque con algunos de ellos llevaba dos años maravillosos.
He querido abrazar y dar la mano a cada uno de ellos.

Después, tras una estupenda actuación de los alumnos, me he puesto en la entrada a verles pasar, salir del insti y disfrutar de las vacaciones.

Y es cuando se han producido los momentos más emotivos.

Mientras salía, se me acerca un alumno a darme un abrazo y ha puesto su cabeza sobre mi pecho diciéndome que le daba mucha pena que me fuera.

Después, tres de mis alumnas de aquella tutoría tan dura del pasado curso, se han acercado para confirmar mi marcha, y casi entre lágrimas me ha abrazado, aún sabiendo que no le daría clases el próximo curso. Dos compañeras suyas me miraban con cierta tristeza y emoción cuando les contaba lo guapas que las vi pasar el pasado viernes en su graduación de cuarto.

Poco más tarde, Elena y Ana se han acercado a verme, también para ver si era cierto que me iría y también emocionadas me han abrazado.

A todos les he preguntado si consideran que han aprendido algo este curso, y si además han disfrutado, de lo que obtengo una respuesta positiva.

Los que me conocen saben que soy duro y exigente, lo soy conmigo mismo y con los demás. Cada uno de los chiquillos que he tenido también me han enseñado mucho, cada año me enseñan.

Quizás, sea cierto que ese órgano que impulsa la sangre por el cuero, el corazón, tenga algo que ver con los sentimientos y nos hace más sensibles. Es cierto que desde que empecé con este calvario cardíaco, las cosas las he visto de otra manera, y también he aprendido a querer más a mis alumnos. Este año, incluso a aquellos con los que sólo he pasado un curso, he aprendido a quererles de alguna manera más especial.
A Jose Puk, a Carla, Ángela, Hugo, Lara, Elena, Saioa, Aitana, las dos Paolas, Mario... tantos hasta llegar a casi 170, y a los de 3º, Alba, Raquel, Emma, Crsitina, María, Javier, los dos Pablos, David, Alba incluso a Adriana, que la conocí este curso, Alejandra, Fabios, Lucía, Maitane, Sandra, mi gran Paco....
Antiguos alumnos, Diana, Lucía. Lidia, Redre, las Alejandras, Blanca...

Especialmente a vosotros, con los que he pasado dos maravillosos cursos, os echaré de menos.

A todos, y de verdad que a nadie voy a dejaros atrás.

Y es que hoy me vengo con una gran satisfacción de saber que he realizado un buen trabajo aquí, como casi siempre lo intento.

Queda una remota y complicada posibilidad de volver, aunque no pierdo la esperanza.

Confío en que la calidad de la enseñanza pasa por la continuidad y por el amor a este trabajo. Lamentablemente no siempre puede ser, ni por una ni por otra causa. O por las dos.

Pero vosotros no os vais a ir nunca.

Tampoco algunos de mis compañeros como Pepe que has estado ahí cada vez que te he necesitado (no se si encontraré algún compañero como tú). Mil gracias. Juan Carlos, un ejemplo de dedicación a ese duro trabajo de jefe de estudios y lo que no es ser jefe de estudios. José (educador) gracias por tu abrazo esta mañana, Lola Prieto, gran compi. Rafa, Lali, Julito que bien me lo he pasado con vosotros, medrar es medrar.

Un abrazo a todos, ojalá vuelva, y si no, que siempre estemos ahí.

Abrazos