domingo, 15 de diciembre de 2019

RESPIRO FAMILIAR DICIEMBRE 2019

No podía esperar a mañana para escribir esto. No podía esperar ni un minuto más para compartir con vosotros el día de hoy. Pese a haber sido un fin de semana muy agitado, y tener los párpados que casi se cierran con perfecta autonomía, esto no debía esperar, no podía esperar.
Ya ayer me sentí profundamente emocionado, quizás por ser mi primera carrera, de esas serias tras la operación, porque di todo lo que pude, y sentí en qué lugar, físicamente, me encontraba.
Eso era lo de menos.
Volví a correr, acompañado de Rubén, a quien admiro mucho. Por su forma de ser, por su manera de vivir las cosas, y por su manera de sentirlas. Una persona con grandes sentimientos.
Echamos el rato en Lácara, en la San Silvestre. Gonzalo, ya sabes que te echamos de menos y nos acordamos mucho de ti.
Su organización donó un euro solidario de cada inscripción a la Asociación para la Donación de Médula Ósea de Extremadura. El se ha movido para que eso sea así.
Tomando un café después de la carrera me contó una historia verdaderamente escalofriante y a una de sus protagonistas, pude conocerla esta mañana en el Respiro Familiar, durante el concierto de Navidad. Marché a casa tras la carrera dándole vueltas a lo que me contaba.
Hoy no podía faltar al Concierto de Navidad que la Orquesta Infantil y Juvenil de Extremadura han dado en el Palacio de los Congresos de Mérida.
Reencontrarme con Virtudes, Paqui, Marina y sus padres, y resto de familia de ADMO, es un regalo, porque cada minuto que paso con ellos, me enseña algo.
Algo como saber vivir queriendo la vida.
Brotaron lágrimas de emoción durante el concierto, sobre todo cuando Virtudes sube al escenario con esos once chiquillos, portando esa camiseta amarilla, donde un corazón es protagonista en sus parte delantera. Escucharle nombrarnos como parte de esa ilusión que tienen, me emocionó mucho.
No pude acompañarles a la comida, pero si disfruté, junto con mi familia, de una breve sobremesa, junto a ellos, hablando y conociendo a más miembros de la familia de ADMO. Daniel me conquistó, además fue mi pareja de refrán.
Me pidieron decir algo, pero apenas salían palabras de mi. Me emocioné de nuevo, y no pude decir mucho.



Cuentos, juegos, fotos y sonrisas. Dibujos. Qué bonita manera de expresarse.
La grulla Ulla.
Lecciones.
Vida.
Creo que Corro, Donas, Viven no hacemos tanto, como para recibir lo que recibimos.
Creo que no nos merecemos ese trato tan especia que ADMO nos regala cada vez que nos dejan pasar un rato con ellos.
Belén, mis hijos y yo, aprendemos tanto cuando estamos allí, que no podemos hacer más que estar inmensamente agradecidos de que nos tratéis así de bien, de que nos acojáis y nos recibáis.
Mil gracias.

2 comentarios:

Rubén dijo...

De verdad que tus palabras me llenan, eres un tío junto con tu familia sois formidables y si no puedo estar más De acuerdo contigo no nos merecemos tanto por parte de ADMO.abrazo

Javi dijo...

Muchas gracias amigo. Es cierto que no lo merecemos con todo lo que nos dan.